miércoles, 29 de diciembre de 2010

El friegaplatos gigante.

Querido blog, que hace un tiempo que no te digo lo de querido blog. Llevo unos días trabajando en la cocina de una empresa muy conocida en toda Europa. Mi labor se llama por estas tierras kitchen porter que vendría a ser el último de la cocina que friega los platos, las ollas (enormes) y que hace lo que el cocinero jefe tenga a bien mandar. En esta cocina no pelo patatas o pongo la carne de las hamburgesas en un molde o frio otras pataticas que vienen en bolsones de congelados de al menos 5 kilos. Aquí lo que hago es lavar. Cuando no son las ollas o las bandejas de horno (en las que se podría meter un perro medianito o dos si son pequeño) lo que hago es meter platos, cubiertos, tazas y bandejas en unas cestas de plástico que se sitúan en una cinta que conduce al: Friegaplatos industrial, pasan por un túnel de lavado y salen por el otro lado hecho un crisol.

Yo no sé si es que el trabajo físico me está atontolinando o ya venía yo así de antes pero me encanta la máquina y por eso voy a escribirle esto:

Es el friegaplatos un monstruo sereno, de acero y vapor. Una paciente ballena metálica que se traga todos los platos como si fuera un extraño alimento. Al devorar resuella, emite vapor, nubes pesadas y muy calientes que mezcladas con la grasa dan a su aliento un aroma inolvidable.
Respira mi enorme caballo quieto mientras el mundo espera ver como desaparece la suciedad.
Los rodillos se mueven lentamente. Los filtros inoxidables aguantan muy bien la presión y el peso de los restos de comida.
Todo funciona, a toda máquina. Parece un buque mercante sin bandera un portaaviones sin carga mortífera.
De pronto de oye el silencio, pesado, que invita a mirar , el dinosaurio de lata a veces, delicado en el fondo se detiene. y viene un señor mayor con una gorrilla y diciendo cosas para si mismo y lo acaricia, le abre un lateral y mira. Mete la cabeza en su interior con la confianza de un veterinario. y la máquina vuelve a andar. Una máquina que parece el mundo moderno, que es espejo de todas las industrias y de todas las fábricas de cosas que hay por todo el globo terráqueo.
Cuando acaba la jornada, como los elefantes de los circos,( este da un espectáculo privado), es premiado con la hora del baño. Jabón, esponja y agua a presión con la que se le ducha el enorme lomo.
Parece que sonríe el mastodonte de acero cuando ve a varias personas cuidando su higiene.
Las máquinas tienen el alma del las personas que con ellas trabajan.

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